Viajando a Maracaibo: entre lo moderno y colonial

La ciudad de Maracaibo, conocida como la tierra del solpor sus altas temperaturas y la mayoría de días soleados durante el año, es de esas donde se entremezclan la arquitectura moderna junto a una gran variedad de construcciones coloniales, siendo muy conocido el Saladillo donde deriva mucho anhelo por los marabinos debido a su destrucción, la cual forma parte de las canciones de los gaiteros zulianos.

Otra característica que la hacen especial, es el buen humor de su gente, su música, la gaita zuliana (ritmo musical) la cual es toda una tradición durante los festejos navideños.

 

Calle Carabobo en el Saladillo

Maracaibo es la capital del Estado de Zulia, y la segunda en importancia del país venezolano; localizada en el litoral noroccidental del lago, donde se estrecha para comunicarse con el golfo por la bahía del Tablazo. Cuenta con el  Aeropuerto Internacional La Chinita ubicado en el Municipio San Francisco del Estado Zulia y sirve a la Ciudad de Maracaibo.

Por su posición geográfica se consolidó como destino de puerto, ya que en la época fundacional la zona deprimida contaba con un acceso sencillo y ventajoso.

De aquella Nueva Zamora de Rodrigo, fundada en 1.571 por Alonso Pacheco, solo quedan algunos vestigios en los barrios antiguos, o los restos defensivos edificados en la barra para proteger la entrada a la bahía. El nombre original lo cambio mas tarde, cuando fue trasladada desde el sitio fundacional.

Según dicen que el  nombre Maracaibo viene de la lengua de los indígenas, que llamaban al sitio donde está ubicada la ciudad como Maara-iwo, lo que significa “lugar donde abundan las serpientes”. Otras versiones indican que el nombre de la ciudad proviene de las palabras indígenas Maare kaye, que significa “lugar frente al mar”.

 

Basílica de Chiquinquirá:

En fin…lo cierto que en esta ciudad hay mucho por conocer; como la Basílica de Chiquinquirá, cuya Virgen es patrona del Estado, coronada y cubierta con oro y piedras preciosas.

Con festejos que duran una semana, a partir del 18 de noviembre, donde se hacen presentes las procesiones, misas, novenarios…a todo esto, hay que agregar la gran fiesta en la arena, donde se congregan toreros de prestigio internacional. Y las calles de Maracaibo se llenan del júbilo popular para agradecer a su “chinita”, como la llaman cariñosamente a la Virgen.

Meritan para verse, la Iglesia de Santa Lucia, ubicada en el viejo barrio  El Empedrado, la Capilla de Santa Ana, con su rico interior de influencia mudéjar, junto a los alrededores de la Plaza Bolívar y la Catedral, que data del siglo XVII pero que ha pasado por varias reformas.

 

Iglesia a Santa BárbaraIglesia de Nuestra Señora de las Mercedes, Iglesia a la Milagrosa,  además de otros edificios religiosos, centros de arte, plazas, etc.

La regia casona de Morales, sede de la Sociedad Bolivariana estatal, y el Palacio de Gobierno, también denominado de las Águilas, expresa la arquitectura dominante del siglo XIX cuando la ciudad comenzó a expandirse.

Maracaibo hoy recrea una imagen de ciudad moderna, con grandes avenidas arboladas, rascacielos y barrios residenciales. Aún cuando el ambiente característico es el petróleo, modernas embarcaciones suelen realizar recorridos por el lago  de Maracaibo, aunque éste está contaminado, son muchos los turistas que acuden a este paseo. ´

Los contrastes son realmente curiosos; la desembocadura de los ríos, las ciénagas pobladas de mangles, los pueblos de pescadores y sus casas sobre palafitos, superponen sus imágenes al perfil de la moderna urbanización.

 

Los alrededores deparan buenos paseos, en especial la Laguna de Sinamaica ubicada en la desembocadura del río Limón, hacia el sudoeste del golfo de Venezuela. En una zona poblada  de mangos y cocoteros, viven indígenas y mestizos concentrados en palafitos trenzados con caña y distribuidos en barrios.

Este grupo nativo es guajiro; los hombres pescan en la laguna y realizan labores artesanales con fibras naturales, también hay algunos animales como cabras, cerdos, etc., todos ellos al cuidado de las mujeres que también se encargan de la cocina. Toda esta forma de vida podemos contemplar en nuestro paseo por el  lugar.

Se debe tener presente que el guajiro es orgulloso, vive de acuerdo a sus pautas, conserva su identidad, y continúa aferrado a su territorio donde transita kilómetros con su hato de cabras en busca de agua.  Otro de los sitios para observar al guajiro, para hacer  turismo cultural es en su mercado en Paraguaipoa, donde acuden cientos de ellos a comprar y vender.

Las mujeres nativas lucen sus preciosas mantas en la cabeza para protegerse del sol. Cocinan al aire libre carne en brochotes, buñuelos, rodeadas del brillante colorido de la fruta, su intenso perfume, y los mil ruidos provocados por la concentración de la oferta y demanda, además, por pequeños animales domésticos.

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